martes, 12 de abril de 2011

Los niños del mañana







Bien… me he puesto a escribir. No tenia nadie con quien hablar, ni siquiera quería tocar, ahora ya solo me apetece tocar con alguien. Es como si de repente necesitara al mundo y es que supongo que no soy tan especial.

Soy solo otro animal social más del corral, mi conocimiento solo depende de la comunicación y la comunicación a su vez se apoya en todos los que vinieron detrás. No lo puedo evitar.

Llevo tres noches sin dormir por efecto de la desgracia ajena y me doy pena. No pienso borrar o eliminar el “me doy pena” anterior aunque haya pensado en ello. La vida no tiene sentido, hoy estás vivo y mañana simplemente no. La biblia dice que Dios jamás la destruirá ni a ella ni a los hombres. Sin embargo es todo un negocio para que la compre más gente. Nadie escribe para no vender.

Me hace gracia ver como la gente quiere convertir al sinsentido en creencia. Y pensándolo bien sería genial que yo pudiese hacerlo. Imagínese, ser capaz de comer con los ojos vendados un trozo de papel de baño usado y hacerlo saber a fresas con nata. ¿No sería genial? Yo sin embargo no puedo, la mierda es la mierda y las fresas, las fresas.





Segunda parte

Anoche hablé con una amiga que no sabe qué hacer con su vida. Simplemente no se siente parte de este mundo. ¿Se llega a sentir culpable? No en verdad, ella es más lista que todo eso…sin embargo la sensación de que no podrá hacer lo que ella quiera por siempre le destruye. Tiene sentido, a mi me pasa lo mismo.

Odio a toda esa gente que dice y argumenta que siempre no puede ser lo que uno quiere que sea, que a veces hay que “apechugar” (así es como lo dicen también “a-pe-chu-gar”). Ese discurso viene seguido de “todo esfuerzo tiene su premio.”
Todo eso es mentira.


Ellos son los creadores de todo esto, del todo tiene un precio, del trabajo dignifica, de la muerte del placer por el deber, de los robots de hoy en día.
Sin embargo, no hay escapatoria.
Nos hemos despertado en un mundo que no ha despertado. Y aquí mientras todos duermen nosotros no sabemos qué hacer. No somos despertador, somos mucho más que eso, ¡estamos vivos! Somos diferentes. Trabajaremos para ganar vuestro sucio dinero, y después nos lo gastaremos en nuestros divinos placeres, y aún así tendremos de que ahorrar.

El hombre de hoy ya ha abandonado la aventura, necesita el calor. Necesita el mañana por seguro, el amor del vecino, necesita dar para recibir, y así dormir bien. El hombre de hoy tiene miedo por naturaleza porque no sabe más. Se deja engañar y engaña, quiere morir viejo y sin dolor y toma venenos para ello. El hombre de hoy odia al rico por rico y al pobre por pobre y por eso se conforma con su mediocridad y la llama comodidad. Le gusta ver como "mejora" cambiando contenedores de basura por reciclaje sin volverse un rico prepotente al que puedan criticar los demás.
El hombre de hoy odia al gobernante pero discute por él, y le vota. “Todos son iguales”, “todos quieren lo mismo” dice ¿Qué no lo habéis escuchado? ¿Qué no lo habéis dicho?
Al final siempre comodidad, eso es lo que gobierna al hombre de hoy, justo eso, “la comodidad”. El sofá grande, la televisión estúpida, el vecino de las palomas, la lavadora que se avería, el coche y su gasolina. “El miedo y la comodidad”.

El hombre de hoy ya no pelea, ahora riñe…y hace las paces pronto para no estropear su digestión. No acepta al contrario, "el contrario es infeliz" dice. El hombre de hoy inventó la felicidad.

En resumen, hablé con mi amiga. Y al final levanto los brazos en gesto de victoria y así con los puños en alto supongo que se sintió como vuelta a nacer, o quizá no, y simplemente se sintió bien porque alguien le daba la razón.

Hoy cacheaban a una niña de 6 años en el aeropuerto de Atlanta. La mierda es la mierda y las fresas son las fresas.

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