viernes, 21 de enero de 2011

Es un placer


"Si realmente pudiese cambiar algo desde este menudo rincón en el que os estudio no me queda ninguna duda, cambiaría vuestra bondad. No me parece ver más que animales domésticos cuando os oigo ladrar vuestras oraciones. Todos los perros dicen guau, todos los gatos dicen miau; pero vosotros humanos, todos vosotros no podéis decir amén.

Cojería cada gramo de vuestra bondad cristiana y la vendería barata por kilos de autoestima. Esa tristeza ligada a un mal que en verdad es el bien, tu bien, el bien del único Dios, TU MISMO. Vuestro amor a los odiosos, vuestro mataría a mi placer por su bien. Yo llamo a tal acto de futilidad, estupidez.

Dar sin esperar recibir nada a cambio, ¡me suena a saltar sin esperar jamás caer! El único humano que se atrevió a intentarlo murió en la cruz, y así murió del todo y con dolor.

Me gusta el placer. Beber me da placer, bebo. Comer me da placer, como. No puedo comer ni beber, robar me da placer. Y aquí me detendré, porque ya me llegan los gritos de una sociedad que se derrumba ¿pero que somos más que una sociedad en destrucción? Destruir es convertir, entonces pues, destruyamos bondad, busquemos placer, convirtamos infelices monjas en felices humanos."

Asi habló Daniel.

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